El año 1926 del siglo XX, se caracterizó por la gran cantidad de lluvias y granizo caídos en el término de Belmonte, por lo que no se pudo trabajar en el campo, debido a que las tierras estaban anegadas por el agua.

Como consecuencia la mayoría de los braceros se quedó en el paro.

 Al carecer de los ingresos necesarios para suplir sus necesidades mínimas, vino consigo el hambre,

Se creó una situación de  miseria e impotencia entre gran parte de la población, al no poder acceder a los alimentos más básicos

 La desolación hizo su presencia en los hogares más humildes del pueblo, a lo que hubo que añadir la aparición de un intenso frío.

A algunos, no les quedó otra opción que emigrar

 

Para intentar paliar en lo posible esta catástrofe, una acaudalada dama de Belmonte llamada Doña Felicidad López (la dueña de la antigua fábrica de harinas), mujer caritativa, admirable y piadosa que tenía como gran prioridad poder ayudar a los demás, sobre todo a las capas más bajas de la población. Se comprometió mientras durase esta situación a suministrar diariamente un centenar de Kg. de pan y prendas de abrigo a las personas más necesitadas de la localidad. Lo que consiguió en gran medida paliar las necesidades mínimas de la población.

Esta admirable heroína, olvidada por el tiempo, con su actitud, supo en su momento salir al paso y evitar una catástrofe entre las capas más vulnerables de la población de entonces, ayudándoles a salir adelante pese a la adversidad, proporcionando alimento, vestimenta y un poco de afecto.

Doña Felicidad López era hija de D. Cayo López y Fernández (Ex –Diputado a Cortes, Ex -Senador del Reino, Ex – Fiscal de las Órdenes Militares, Ex -Gobernador de varias provincias, Ex –ministro del Tribunal Contencioso Administrativo, etc.)   

Murió en Belmonte, el 12 de febrero de 1952.

 Bibliografia:

El Día de Cuenca, 24 de noviembre de 1926.